martes, 22 de noviembre de 2022

Algunas reflexiones y la historia de Pepito

 


Cuanto tiempo dormido en las redes... ¡es hora de despertar, mi pequeño vlog!, ahora que la gente apenas lee, ahora que el tiempo apremia , ahora!, ahora es el momento de regresar al teclado y desenredar mis pensamientos de nuevo, de volcar mis brumas y mis luces, de vomitar mis angustias y de celebrar la vida en unas líneas. 

Quizás mis reflexiones te hagan esbozar una sonrisa un día, o quizás otro hagan volar tu imaginación a mundos que solo tú, mi querido lector, compartes conmigo. Escribir siempre ha sido una necesidad y como en este momento me apremia os voy a contar la historia de Pepito.

Pepito era un caracol, si, una serrana gorda y boquinegra que un día mis hijas recogieron de la calle. Seguramente salió de un jardín y andaba perdido por las aceras y claro fue adoptado y se vino a casa. 

Se le preparó una caja de cartón y se le ponía lechuga fresca cada día. A veces era despertado con una fresca lluvia artificial a la que Pepito reaccionaba sacando sus largos cuernitos y dándose un paseo por encima de la mesa en la que dejaba su rastro de plata, que luego yo cuidaba de limpiar. Cuando terminaba el rato de ocio Pepito era devuelto a su caja y esta se cerraba con la tapa a la que le habíamos hecho agujeros con un lápiz afilado. 

Pero mi pequeña sufría porque Pepito se pasaba mucho tiempo encerrado y un día dejó la caja abierta y nunca más se supo de Pepito. Lo buscamos por toda la casa pero nada, no apareció. Les expliqué que debió de volver a su jardín o al campo y que seguro que era feliz comiendo margaritas y así,  poco a poco, se fueron olvidando de Pepito... 

Pasaron años, muchos años, casi 20, hasta que el martes pasado oímos al gato hacer ruido, algo tenia entre sus patas... ¡Es Pepito! gritaron mis hijas entre risas. Yo también reía recordando su infancia. Ahora son mayores y saben perfectamente que este caracol no era Pepito pero no dijeron nada, lo cogieron con cuidado y lo llevaron al jardín de la esquina. Allí será feliz mientras come margaritas.

Alinna H.