martes, 16 de octubre de 2012

Anhelos de plenitud

 A veces el alma parece estar vacía, anhelos de sentimientos de plenitud la inquietan. Si nos dejamos invadir por ese sentimiento nos arrastrará hacia el abismo. En esos casos es mejor pararse a contemplar el interior de nosotros mismos, buscar la llama que no deja de arder allá abajo, semioculta entre las tinieblas que tratan de extinguirla... sí,  allí está.... si la animamos, si la cuidamos y alimentamos volverá a ser la hoguera donde ardan y se extingan nuestros demonios. Alinna

lunes, 8 de octubre de 2012

La doncella y el dragón



La doncella buscaba en los ojos del monstruo un atisbo del caballero que antes había sido. Aquel ser de piel viscosa y ojos muertos intentaba devorarla, hacerle sentir el frío hiriente de sus fauces en la piel, pretendía por todos los medio herir con sus afiladas garras el corazón que amó a aquel caballero, pero los ángeles estaban de parte de la dama, el hedor del aliento del dragón no logró alcanzarla, su mirada vidriosa no la turbó, por más que se esforzaba no lograba herirla. 

Ella permaneció erguida ante él, diminuta ante semejante bestia, segura de sí, tranquila, con la mirada clara, consciente de que él no podía tocarla porque ella no permitiría que lo hiciera. 

La fiera bramó, ella lo miró serenamente, por última vez, buscó algún indicio de lo que antes había sido, de aquel hombre bueno, pero la metamorfosis había concluido.... y entonces permitió que la bestia se hundiera para siempre en el abismo y ella regresó mientras los ángeles guiaban sus pies por el camino. 

Alinna.




jueves, 4 de octubre de 2012

Recuerdos

Hace algunos siglos en una ladera verde contemplando el atardecer, con una brisa suave acariciando mi cara, el pelo largo, adornado con plumas y flores flotaba a mi alrededor. El aire frío llenaba de vida mis pulmones. 
Sentía la yerba fresca bajo mis pies y el azul del cielo ocupaba mis ojos. 
Recuerdo ese atardecer, las bandadas de pájaros que cruzando las nubes marchaban hacia el cercano bosque, el olor a leña que salía de las chimeneas del cercano poblado. 
Recuerdo la presión dulce de una mano en la mia, la sensación de paz que inundaba mi alma. 
Alinna