sábado, 17 de septiembre de 2016

Para siempre en mi corazón


Hace tiempo que no escribía y no porque haya estado mal, al contrario, he sentido el equilibrio, la armonía, el sentido de la vida exacto.
Sin embargo este verano ha sido especialmente duro.
He perdido a mi padre.
Él me mostró como disfrutar del buen cine y de una buena novela.
Me hacia trucos de magia y me mostraba la habilidad de ilusionar, el placer de recibir regalos y de hacer sentir bien al que regala.
Me enseñó a coger insectos y soltarlos sin hacerles daño , a bucear y contemplar a los peces, a pescar y a comer pipas, a ver volar a las gaviotas y los vencejos, a contemplar las lagartijas, a respetar la vida.
Me mostró el amor hacia lo que hoy es mi profesión.
Me regaló la alegría de hacer felices a los que nos rodean solo con pequeños detalles, él era capaz de parar el coche a mitad de un viaje para que yo pudiera coger flores.
Él me enseñó a disfrutar de la vida, a admirar las pequeñas cosas como la magia en un tela de araña o el placer de comer unos huevos fritos con pimientos.
Él me enseñó a respetar y a divertirme, a ser responsable y plena sin perder el punto de locura y de inocencia de cuando era niña.
 A ese pequeño gran hombre (era bajito) le debo casi todo lo que soy.
Hoy su esencia vive en mi y puedo ver la chispa de sus ojos azules en el cielo.
Hoy y siempre, papaico te quiero.

Alinna

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