martes, 20 de junio de 2017

CEREZAS


Me encantan las cerezas.

Fresquitas, con su bello color encendido,
tan bonitas,
tan ricas.

Con esa explosión de sabor en la boca
y ese toque ácido y tan dulce al final.

La naturaleza es sabia y las ha puesto en verano
para que refresquen y llenen de color
esos días largos y calurosos.

Cuando era pequeña mi padre me las ponía en las orejas como si fueran pendientes,
y jugábamos a ver quien sacaba más del cesto enganchadas de una sola vez.
Terminábamos riendo mientras sacábamos la lengua para ver quien la tenía más teñida.

Es imposible estar triste mientras se comen cerezas

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